martes, 16 de octubre de 2012

Damien Hirst, el artista vivo más cotizado

Damien Hirst es uno de los artistas vivos más famosos y cotizados del mundo. Sus obras son siempre espectaculares con una carga visual que es difícil de olvidar, quién no se acuerda de la calavera recubierta de diamantes? o del tiburón en formol?






Este año desde abril hasta septiembre se realizó una gran exposición monográfica del artista en la Tate Modern de Londres la cual fue un rotundo éxito por la afluencia de público que recibió (a pesar del alto coste de la entrada) una fácil estrategia del museo aprovechando el turismo de los Juegos Olímpicos exhibir el artista inglés vivo más excéntrico, exuberante y famoso.

Lo que se expuso fueron obras consagradas pero que no dejaron de sorprender a los visitantes, obras que abarcan desde los comienzos de su carrera hasta hoy. Las más interesantes giran en torno al tema de los contrastes entre la vida y la muerte, lo bello y lo feo, lo sagrado y lo profano. El autor parece querer transmitir lo asombroso de estos contrarios inseparablemente unidos.

Una de las obras más impresionantes se encuentra dentro de una vitrina, es la cabeza despellejada de una vaca en el suelo cubierto de un charco de sangre. Está rodeada de moscas que se alimentan de ella volando a su alrededor con un ritmo frenético. Sobre la cabeza cuelga un matamoscas eléctrico que continuamente está echando chispas aniquilando a las moscas que se acercan a la llamativa luz azul. Las moscas también ponen sus huevos allí y nacen y mueren continuamente, ocurre muy rápido de modo que el espectador podría observar el primer vuelo de una mosca así como el último aleteo de la misma! Es increible, para muchos desagradable pero nadie queda indiferente.
La misma obra alberga el ciclo completo de una vida, la muerte y la fealdad de este insecto asqueroso que se alimenta de la misma muerte, de la putrefacción que al mismo tiempo genera vida.

Una sala adyacente a la de esta obra crea un contraste sorprendente. Se accede a ella a través de unas cortinas de plástico y recrea una casa de mariposas. Las paredes están cubiertas por lienzos que contienen larbas de mariposa que pueden estar naciendo mientras el observador contempla, también hay plantas con flores de colores. En el centro de la sala se encuentra una mesa con boles de fruta. Tenemos aquí una obra con una carga estética incuestionable, a quien no le gustan las mariposas, volando a su antojo y cercanas al especador. Es un insecto bello, se alimenta de cosas bellas, imagínate alli rodeado de una centena de mariposas que revolotean a tu alrededor!


Otras obras que retengo sean bastante interesantes son la serie sobre los medicametos, en la que se habla de la intención del hombre de querer permanecer en lo bello, lo joven, lo sano, lo vivo. Los fármacos son bellos pero nos causarán daño o salud? La serie de los cigarrillos también me parece genial, la belleza del cigarrillo aún no consumido, y lo feo de una colilla. El cigarrillo es símbolo de glamur o de atractivo para algunos, y sin embargo son un vicio que nos lleva a enfermedades y la muerte.




Hirst es muy polémico por su buena relación con el dinerito, es un gran empresario y como tal no ha desaprovechado la oportunidad de esta exposición aunque cuando era joven dijo que nunca expondría en la Tate, pero la pela es la pela!


4 comentarios:

  1. Asqueroso! pero tambien precioso, el cambio de una sala a la otra te dejaría con la boca abierta... como minimo.

    Muy buen comentario.
    bsos

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  2. Gracias, estuvo bastante bien, me gustó el ritmo de la exposición ayudaba a que te dieras cuenta del significado de las obras.

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  3. Quiero la obra de la cabeza de vaca despellejada alimentando moscas en mi comedor. Que esquifo bufff.

    Eso si, el tiburón en formol si que me gustaría verlo en directo y la calavera también.

    Un abraso.

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  4. Guau, Lau, impresionante el contraste de moscas y mariposas... El tiburón en directo es im-pre-sio-nan-te! Nunca me lo habría imaginado, conocía la obra por los libros pero cuando me topé con ella en el MET me quedé anonadada.

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